El mango de las sartenes y utensilios de cocción tienen una gran importancia.
El mango de las sartenes y utensilios de cocción tienen una gran importancia. Por supuesto que no influye para nada en el resultado, pero tiene un papel muy relevante en la seguridad y la confianza que transmite al cocinero o cocinera. Las sartenes y cazos llevan mango largo mientras que ollas y cazuelas llevan asas cortas. El mango largo permite asir con fuerza y acceder al alimento dentro del recipiente. Permite mover los alimentos al sacudir la sartén y retirar y poner en el fuego rápidamente cuando es necesario, especialmente cuando freímos. Cuando las cocciones son más largas como en los cocidos o los guisos, no es necesario intervenir tanto y los mangos largos se vuelven incómodos por el espacio que ocupan. Por eso las ollas y cazuelas llevan siempre asas cortas.
Si tenemos en cuenta que a veces tenemos aceite hirviendo en una sartén, debemos asegurarnos de que al cogerla no nos quemamos ni se nos resbala de las manos. Si el mango de una sartén está flojo o mal sujeto, hay que fijarlo fuertemente o desechar la sartén.
Las finalidades principales de un mango son:
Un agarre seguro, máxima protección al calor y ergonomía para facilitar el sacudir, remover o voltear la sartén. Por eso los tamaños de los mangos deben ser adecuados al tamaño de las sartenes y guardar un buen equilibrio entre el cuerpo de la sartén y el largo del mango.
Materiales
Hoy en día tenemos mangos de distintos materiales
que proporcionan distintas sensaciones al agarrar las sartenes. Los más extendidos son los termoplásticos y baquelita que son muy aislantes al calor. A veces se fabrican combinando dos materiales: la baquelita y la silicona para dar un mejor agarre.
Pueden ir pintados o no. Algunas pinturas tienen un acabado que se llama “soft touch” o tacto suave que hace más agradable el agarre.
Los mangos metálicos de acero inoxidable son muy usados en el ámbito profesional y son los más prácticos para uso en fogones de gas con llama.
Los hay con efecto chimenea para que el aire caliente se enfríe al circular por el interior del mango y los hay completamente cerrados.
También los metálicos se pueden combinar con otros materiales como silicona para mantener la resistencia y ganar en agarre.
Normalmente los mangos metálicos tienden a ser más largos que los termoplásticos para aumentar la protección al calor y para remover más fácilmente los alimentos en la sartén.
Los puntos de unión entre mango y sartén son muy importantes. Garantizar que un mango no se desprenda de la sartén durante su uso es imprescindible para la seguridad del cocinero. Antiguamente la unión se hacía mediante remaches que eran el punto débil de la sartén, pero hoy en día, la calidad de los remaches es excepcional y son casi invisibles, por lo que evitan que la suciedad se quede pegada en ese lugar.
El otro sistema más comúnmente utilizado para las sartenes de acero inoxidable es el de soldadura, que consiste en soldar a la pared de la sartén una pieza a la que se atornilla el mango y se pone una pieza metálica o para llamas para evitar que las llamas del gas quemen el plástico del mango.
Mangos que permiten apilar las sartenes
Son mangos diseñados para poder apilar las sartenes sin que las bases nunca se toquen, dejando un espacio entre ellas y así ahorrar espacio en la cocina mientras las protegemos. Foto: OptiSteel de Prestige
Los mangos desmontables.
Ya hace varios años, algunas marcas comenzaron a proponer sets de sartenes y baterías de cocina con mangos desmontables. Así se consegue un ahorro en espacio y, en teoría, un ahorro en el coste. Estos sistemas han ido mejorando mucho en seguridad, pero no han acabado de ocupar un lugar importante en el mercado.
Nos queda un último capítulo para cerrar el artículo sobre sartenes. Hablaremos sobre los tipos de sartenes y sus utilidades. Hasta entonces.